En este sentido, la gesticulación es un conjunto de gestos y movimientos corporales que comunican lo necesario para la correcta ejecución e interpretación de una obra. Así, desde el punto de vista del coro, son precisos e inequívocos de forma tal que sean fáciles de "leer" y por lo tanto, de seguir. El coro canta solo (eso es evidente) y como está conformado por un conjunto de personas, se corre el riesgo de que cada uno/a se nos dispare por su lado, haciendo lo suyo. Pero no es lo mismo UN CORO que muchas personas cantando juntas. Lo que hace la magia es, precisamente, el/la Director/a.
Pero igualmente importante es el lenguaje leído desde el punto de vista del público (que no está siguiendo una partitura para cantarla, pero que ve lo que el Director hace). Desde este otro punto de vista, dicho lenguaje corporal debe ser sobrio, comedido y elegante. Nada hay de más mal gusto, que ver a alguien dirigir sin saberse a ciencia cierta si se está en presencia de un artista o de un molino holandés de viento.
Usualmente se parte de que el coro conoce qué va a cantar y cómo debe hacerlo pues para eso fue toda la fase de montaje; por eso el papel del Director se plantea en términos de unificación y consolidación del conjunto a fin de obtener una producción musical digna. De allí que durante la fase de montaje de una obra, ya se deben utilizar los gestos apropiados de comunicación y conducción, para que el coro se familiarice con ellos según cada obra. Ya llegará el momento en que lean los gestos de cualquier director capacitado, pues este es un lenguaje casi universal. De esta forma, luego del aprendizaje de un cierto pasaje, cuando se pone al coro a ejecutarlo, ya y de una vez, se dirige adecuadamente, llamando explícitamente la atención al significado de los gestos cuando sea necesario.
Como se verá en entradas posteriores, este lenguaje corporal o no verbal, es integral. Si bien manos y brazos son los instrumentos principales, la expresión facial y la respiración de quien dirige desempeñan un papel no menos importante, tal como se verá cuando tratemos los puntos específicos.
Además de lo que se dirá sobre las distintas etapas en la que se desarrolla la dirección coral, en realidad todo el discurso directivo (o sea, toda la gesticulación relativa a cada obra) puede reducirse al manejo de dos grandes líneas: 1) La energía y 2) el tiempo (o velocidad).
El manejo de la energía
Varios factores están envueltos en este concepto de "energía", siendo el primero de ellos el referido a si el coro canta forte o piano (o cualquiera de sus variantes), es decir su intensidad, aunado a las progresiones sonoras (crescendo, diminuendo, morendo, etc.)
Pero además de la intensidad, un factor igualmente importante es la tensión la cual, para explicarla de la forma más fácil que se me ocurre, se refiere a un estado de inestabilidad que debe ser satisfecho. En este sentido, no es lo mismo, por ejempo, cantar piano "relajado" (v.gr. el comienzo del "Ave verum" de Mozart) que cantar piano pero "tenso" (v. gr. el inicio de la frase "esto nobis" de la misma obra.)
Desde el punto de vista de la dirección coral, el manejo de la energía consiste en una fase de acumulación y otra de liberación, ya sea en relación con la intensidad como con la tensión. De esta forma, habrá gestos que acumulen energía y otros que la liberen. Por ello, el coro deberá no sólo captar la acumulación de energía, sino ACUMULARLA efectivamente, para luego liberarla adecuada y oportunamente.
Se dice comúnmente, que las frases forte se dirigen con gestos amplios mientras que las piano con gestos contraídos. Y esto es cierto en parte. En realidad la amplitud o contracción de los gestos responden al nivel de energía que queremos acumular para luego liberar y serán proporcionales a eso; ni más ni menos. De allí que, para atacar un forte se hará un gesto que acumule la energía necesaria que se liberará con el ataque del coro al momento del canto. Como puede verse no es un gesto "amplio" sin más, es un gesto acumulador de la energía necesaria y por eso no se atacará un forte con una señal del dedo, sino con un "envión" suficiente para lograr el nivel de intensidad que se quiera.
El manejo del tiempo y la velocidad
El artilugio que nos ayuda en la tarea es el metrónomo; pero cuidado con deshumanizar una obra por una exagerada cuadratura rítmica. Por eso, en lugar del metrónomo, estamos los Directores, que si bien partimos de una determinada velocidad (o "aire") para una obra, podemos y debemos jugar con los llamados "micro-tiempos" (ya volveremos sobre esto en otra entrada).
En este sentido, el movimiento de manos acompaña y dirige una cierta velocidad de ejecución (e interpretación) ocupando el lugar del metrónomo, pero sobre todo para unificar y consolidar que el coro cante acompasadamente (debe insistirse en que es UN coro y no un montón de gente desperdigada).
Así, el Director con su primer gesto de ejecución anuncia y comunica el tempo que va a seguir y por lo tanto, no hará un movimiento relámpago para iniciar un adagio, por ejemplo, sino que lo hará a la velocidad que corresponda.
Nótese que el manejo del tiempo y de la energía son dos caras de la misma moneda en lo que a la ejecución e interpretación se refiere y por lo tanto, en el lenguaje del discurso directivo y por consiguiente, en tiempo real, no pueden separarse. Sin embargo, sí es necesario separarlos al momento del montaje (llamando la atención a cada uno de estos dos aspectos) a fin de lograr la univocidad, y sobre todo para acostumbrar al coro a su lectura.
Es aquí donde resulta de la mayor importancia una advertencia sobre un aspecto que aparenta contrariar la naturaleza de las cosas: RÁPIDO NO SIGNIFICA FUERTE, ASÍ COMO LENTO NO SIGNIFICA SUAVE. Y la advertencia es válida pues de estos cuatro factores surgen cuatro formas distintas y por ello, nos encontraremos con frases lentas y fuertes, así como rápidas y suaves.
La disposición de coro
Para terminar estas generalidades, cerramos con la base correlativa a nuestra comunicación: Nuestros destinatarios, o sea, el coro.
Cuando comience Ud. con los ensayos ya de una vez utilice la disposición que también usará durante la presentación, lo cual es recurrente (salvado el particular caso de obras que exijan variar durante la misma presentación, la disposición coral.)
Así si tiene Ud. un coro con suficientes integrantes (digamos más de 12), es conveniente usar la disposición en doble fila.
Esto para no utilizar un arco donde los extremos le queden muy distantes y exijan inapropiados giros laterales del Director.
Veamos ahora la disposición tradicional de un coro mixto con más de 12 integrantes con cuerdas equilibradas:
La misma disposición para coro masculino en las mismas circunstancias:
Coro femenino:
Si las cuerdas no están equilibradas (hay debilidad en alguna, por ejemplo, bajos) páselos a la fila de adelante y busque con atención cómo suena mejor.
Por otra parte, si el coro es pequeño, utilice la disposición en arco con la voz más aguda a su izquierda y la más grave a su derecha (disposición tradicional) o si tiene alguna cuerda débil, pásela a la punta que corresponda. El arco no es un semicírculo, donde los integrantes de los extremos se miran frente a frente y Ud. ocupa el centro; por el contrario es un arco amplio donde los extremos lo pueden ver a Ud. fácilmente, pero también se conservan de frente al público. De lo contrario, se da una vista desagradable pues parece que los cantantes cantan para Ud. y no para su audiencia.
Habiendo elegido la disposición adecuada, antes de aplicarla en el coro, acostúmbrese en su casa. Siempre se sugiere que ponga Ud. cuatro sillas (o tres, o las que sean) que representarán dónde estará cada cuerda y familiarícese con eso. Señálelas alternadamente o ponga a alguien a que le diga "sopranos", "tenores", etc. al azar, para que Ud. los localice sin problemas.
Si tiene problemas para ubicarlos, hágase rótulos con las cuerdas y colóquelos en las sillas, hasta que pueda hacerlo sin rótulos; y como se dijo, utilice la misma disposición en los ensayos.
Con estas generalidades, podremos iniciar las reglas generales de las pautas de conducción (gestos), analizándolas per se y aplicadas a la práctica; comenzando con su descripción abstracta, y eso se hará en la próxima entrada.
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