domingo, 22 de marzo de 2009

Tutorial de Dirección Coral (3a parte, Sección 2)

Pues bien, comencemos con el análisis estructural de la partitura en general. Como puede observarse, consta de seis frases (llamadas, en este tipo de obras, "períodos"), con la forma A-B-A-B-C-D, y en la tonalidad (tan cara a Bach) de SI menor (la tonalidad de las tormentas), así:

1.A: "¡Dejad que Dios os guíe siempre"
2.B: "en Él confiad, en su bondad!"
3.A: "Os guiará por Sus caminos"
4.B: "con calma y seguridad."
5.C: "Y quien el Él confiando va"
6.D: "la vida eterna alcanzará."

Todos los períodos comienzan con anacrusa (es decir en tiempo débil) en el último tiempo del compás anterior.

Cada período (que en música común, sería mas bien, frase) desarrolla un arco melódico que culmina en un calderón que se ejecuta como una suspensión que puede equivaler, aproximadamente, a tres tiempos a fin de concatenar adecuadamente la siguiente anacrusa, pudiéndose utilizar un tempo de 72 ppm (pulsos por minuto, es decir, una negra= 1 pulso) que es un aproximado del pulso humano estándar (cardíaco) en estado de reposo (en obras más recogidas y elevadas, suele usarse un tempo más lento a fin de inducir a la meditación).

La finalidad de estos calderones (además de estilística) es permitir que cada verso pueda ser asimilado por la audiencia y por lo tanto, procesar conscientemente el mensaje; de allí que es incorrecto obviarlos o suprimirlos.

La ejecución general exige un legato constante pero no melífluo ni cursi, evitando los golpes (estilo marcha) que suelen aparecer en interpretaciones superficiales; sobre todo, en la resolución de las anacrusas, las cuales deben hacerse elegantemente y con suavidad.

La tonalidad de SI menor tiende a crear una atmósfera con cierta sonoridad levemente metálica que hay que cuidar, sobre todo en los FA# de las sopranos en el quinto período. De hecho, si tiene problemas de afinación o color, o dificultad de que las sopranos ejecuten correctamente el quinto período, considere transponer toda la obra medio tono o incluso un tono entero abajo (a SIb o LA menores). La transposición a SIb menor puede tener el inconveniente de complicar la afinación en las notas del registro de paso de tenores y sopranos, así que esta es sólo una sugerencia que Ud. deberá ponderar oportunamente.

1. El primer período:



A. Línea de sopranos
La primera consideración, como ya se adelantó, es no golpear la resolución de la anacrusa, es decir, no caer de martillazo en el "-jad"; mas bien haga que asuman que son como "saltitos" delicados que llevan al RE ("Dios") que es la cumbre de este arco melódico; es decir, asciendan sobriamente hasta ese RE y luego desciendan a la suspensión sobre el acorde de dominante (en 2a posición) sobre el LA# ("siem-"), descansando, con cierta tensión, en la nota siguiente con calderón (cuando el acorde se asienta sobre la 1a posición).

La segunda consideración se refiere al impulso (natural) que las sopranos tienden a dar sobre las corcheas (DO#-SI, "-e", de "guíe") que resulta en un acento usualmente exagerado. Aquí, para minimizar el efecto, es necesario recurrir a la suavidad del legato, pensando que, en realidad, es un descenso del SI al LA#, sólo que adornado (casi como que todo el acorde sobre el segundo tiempo, fuera un acorde de paso); además, es importante cuidar el color evitando una "e" abierta y metálica, para ello, ensaye matizarla con "o" (oscurecerla un pelín), cuidando una buena posición de la laringe (baja, en posición de bostezo).

B. Línea de altos
La anacrusa, aquí, está compuesta por dos corcheas, siendo la segunda una nota de paso que provoca una disonancia de 2a mayor con respecto a la soprano que resuelve en 4a justa (por cierto, si Ud. hace eso en su clase de armonía, le pondrán un "cero" de dimensiones bíblicas). Esta situación obliga a cuidar particularmente el legato para evitar un glissando, o como es usual decir, "un chicle melódico" donde las dos corcheas se aplanan sin ningún relieve. Esto no significa que deba destacarlas picándolas, sólo debe evitar el "chicle".

En este período es a las contraltos a quienes les corresponde el "ancla armónica" con ese quasi-pedal sobre la dominante.

Para ello, pida que se imaginen la sucesión de FA# como si fuera un alambre en tensión con respecto al cual giran y se enganchan las demás voces, permitiendo que la semicadencia de final del período (que descansa sobre el bajo) resulte afinada con relación al acorde inicial. En este sentido, incluso el DO# final, debe pensarse como si fuera ese mismo FA# (ancla armónica).

Siguiendo la misma línea de pensamiento, el FA# del cuarto tiempo del compás 1 (la anacrusa no se cuenta) es seguido por el MI (7a de dominante como nota de paso), ambas en corcheas. De nuevo, hay que cuidar el chicle (para cuidar, simultáneamente, el correcto legato) tratando de darle el relieve adecuado.

Una consideración de importancia recae sobre el SOL del segundo tiempo del segundo compás. En efecto, nótese que hace un intervalo disonante de 4a aumentada con respecto a soprano y de 3a menor con el tenor (10a con el bajo), en una muy bonita sucesión armónica que lleva a la semicadencia. Nótese que la tal 4a aumentada es resuelta a renglón corrido por Bach haciendo descender la soprano al intervalo de 3a mayor (no obstante que la resolución "natural" debería haber sido a la 5a justa), como un efecto notable querido por el compositor (en equilibrio con el mismo dibujo melódico asignado al tenor).

Dicho SOL (con su 4a aum.) plantea un brevísimo choque que sugiere dos opciones (en tratándose de música barroca): Una, la contralto lo ejecuta (afina) como el piano (y el choque es total); otra, se canta un pelín más bajo (acercándose al semitono diatónico barroco) para volver al FA#, como efecto del casi recitativo sobre dicho FA#.

Valga aquí una reflexión que estimo interesante: Bach utiliza aquí una reminiscencia de los modos eclesiásticos (en este caso, el modo IV o hipofrigio) que potencia, precisamente, la importancia de esta "ancla armónica" de la línea de contralto, y llama por ello a la afinación del SOL natural como se ha dicho. La otra consecuencia de "bajar el SOL un pelín" es la dulcificación de la 3a (10a) con respecto al tenor-bajo, todo lo cual produce un resultado más bello y acorde a la "buena temperación" propia de Bach.

C. La línea de tenor
Valga aquí lo dicho para contralto en cuanto al relieve de la anacrusa inicial. En realidad, esta línea de tenor no ofrece mayores comentarios, salvo dos: el caso del LA# final del período, cuya afinación hay que cuidar por su tendencia a bajarlo inadecuadamente (para ello, es necesario lograr que el tenor "se enganche" del ancla de la contralto y asunto arreglado); y evitar el golpe (acento) de la "-e" sobre el MI del segundo tiempo del segundo compás (igual que se dijo para la soprano, incluyendo lo del color).

¡Ah! Y otra apostilla académica: Note que en el tercer tiempo del primer compás, el tenor hace unísono con el bajo, del cual sale por movimiento directo. Otra vez: si Ud. hace eso en un coral de tarea de su clase de armonía, será calificado por San Juan de Patmos y su cero se incluirá en el capítulo 23 del Apocalipsis.

D. Línea de bajo
Una dificultad inicial de la mayor importancia a la que hay que prestarle atención: el salto de octava ascendente de la anacrusa. Si hay que cuidar que la soprano la golpee, con el bajo hay que evitar que el SI del tiempo fuerte, sea medible en megatones. Para ello, debe lograr que el bajo "piense" y "prepare" este segundo SI, mediante considerar el SI anterior (el SI 1) "como si estuvieran en la misma escala", es decir, como si tuviera que cantarlo como si fuera el SI 2 en el que cae. Esto es importante por cuanto el arco melódico del bajo es de primera clase (NOTA.- Los arcos melódicos se clasifican en tres categorías: La primera clase es con cumbre inicial, la segunda, con cumbre intermedia y la tercera, con cumbre final; un ejemplo de arco de segunda clase es, precisamente, este mismo período en la línea de soprano, y de tercera, el quinto período, también en soprano).

Para finalizar esta entrega que comienza el análisis y propuesta de montaje de nuestro coral, es conveniente generalizar que el arco melódico del período (suma algebraica de los arcos melódicos de las partes) requiere de un leve crescendo desde la anacrusa a la cumbre (sobre la palabra "Dios") y un leve diminuendo hasta el calderón.

Asimismo, este primer período, como es propio del discurso musical, tiene la forma de propuesta (como una pregunta) y por ello se suspende sobre la dominante provocando una tensión que requiere sea respondida y satisfecha, lo cual hace el segundo período. Por ello, en buena técnica de composición (en términos modernos) este primer período, como se dijo arriba, es en realidad una frase que es contestada con una segunda frase (el segundo "período") formando ambas el período musical propiamente dicho. Nótese que la ambigüedad de la palabra "período" provoca confusión. Por la naturaleza propia de este tipo de coral, se le llama período a lo que en el lenguaje musical común se le llamaría "frase". Por ello, préstese especial atención a esta terminología y discúlpeseme por el embrollo.

Es a esta respuesta y como tal, que se dedicará la próxima entrada, así que un poco de paciencia que todo llega, si Dios me lo concede.

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domingo, 8 de marzo de 2009

Breve tutorial de dirección coral (3a. parte)

Para comenzar he elegido una obra relativamente fácil y que se ubicaría en un estadio intermedio entre lo antiguo y lo moderno. Es una obra pensada y escrita para ser cantada por la comunidad (y no por coros profesionales), no obstante estar a
cuatro voces; y me refiero al coral de Juan Sebastián Bach "Dejad que Dios os guíe siempre". (La partitura puede bajarla gratuitamente del sitio de la Capella Pax Mundi.)
Para hacer las cosas bien y lo más didácticamente posible, dividiremos esta parte del tutorial en varias secciones (entradas) a fin de no alargar innecesariamente el espacio; por eso, comenzaremos con las generalidades, luego se tomarán los períodos, uno por uno a fin de comentar lo necesario para que sirva como ejemplo de "montar" obras en un coro aficionado.

El autor

Juan Sebastián Bach nace en la ciudad de Eisenach en 1685 y muere en Leipzig (ambas de lo que hoy es Alemania) en 1750. Considerado por muchos (en cuenta quien escribe) como el más grande genio de la música de todos los tiempos, llegó a tal dominio de ella que encontramos obras maestras de la más exquisita sencillez y facilidad, además de monumentos grandiosos de gran complejidad involucrando voces e instrumentos.
A Bach cabe entendérsele como un compositor de música religosa pues aunque tiene relativamente pocas obras "profanas", todas ellas estaban destinadas a la gloria de Dios, habida cuenta de que, como él decía, toda la música tiene esa sola y única finalidad. No obstante componer en el contexto luterano, su obra aparece incorporada en varias compilaciones referidas a la liturgia católica-romana, en cuenta el coral al que nos dedicaremos en esta entrada.

El período histórico

El período (estilístico-cultural) al que pertenece el autor y sus obras, es el Barroco, sucesor de la música renacentista-manierista y antecesor inmediato del clasicismo (recuérdese que sólo seis años después de la muerte de Bach nace el otro genio indiscutible: Mozart).
Siguiendo la costumbre de la época (en cuanto al papel que la música jugaría en la liturgia religiosa) desarrolla una de las formas musicales típicas del rito luterano: Los corales, llevándolos a la cima de su expresividad, belleza y sencillez con que deben contribuir a la elevación del espíritu y enriquecimiento del alma en su derrotero de acercarse a Dios.
En este estilo barroco, Bach sintetiza una aparente tensión entre "métodos" de composición: El equilibrio entre el contrapunto y la armonía, o dicho de otra forma, entre la polifonía y la homofonía, o entre la escritura "horizontal" y "vertical".
Los corales aparentan ser, básicamente, obras de carácter homofónico; sin embargo, la cuidadosa conducción de las voces (humanas) involucradas en el coral manifiestan ese dominio del contrapunto (polifonía) heredado de sus antecesores y maestros. El coral "Dejad que Dios" no es una excepción a esta afirmación.
El barroco (tanto en arquitectura como en pintura, y también, en música) se caracteriza por la ornamentación. Así como los detalles arquitectónicos (relieves con viñas, flores, animales, etc.; plenos de volutas) la música tendía a ese florilegium, pleno de recursos imitativos y desarrolladores (cánones, fugas, imitaciones por aumentación y disminución, per motto retrogrado es decir, por movimiento contrario, como en un espejo) y otro gran conjunto de artilugios lógico-matemáticos que hicieron de muchas obras del período, tristes muestras de retorcimiento del arte y la belleza sensible, y así, tristes muestras de la pérdida del sentido de las prioridades estéticas. Esto nunca pasó con Bach, cuyas obras, no obstante de estar pletóricas de "artilugios", jamás llegaron a ser decadentes, ni hasta el día de hoy.
El contraste más significativo del estilo barroco (ornamentado a ultranza) lo constituyen los corales escritos para voces humanas, donde su sencillez armónica y contrapuntística, alcanza la cúspide del pensamiento musical religioso-popular (insisto que estas obras estaban destinadas a ser cantadas por los chiquillos de las escuelas y la gente común, que por cierto, según sus biógrafos, Bach se veía obligado a "reclutar" constantemente habida cuenta de sus circunstancias laborales como Cantor de la Iglesia de Sto. Tomás y maestro de la escuela adscrita.)
Por eso, nuestro coral objeto de esta parte del Tutorial, se enmarca en ese esquema de sencillez y belleza.

Los corales

Una primera advertencia para quienes estén estudiando armonía: Los "corales" que se plantean como ejercicios académicos (y sus reglas) bastante poco tienen que ver con los corales de Bach; por lo tanto, no resulta apropiado analizar estas obras (las de Bach), con la lente de la clase de armonía, pues encontrarán muchas "violaciones"; de hecho, estos corales son conocidos como "corales de escuela" para diferenciarlos, precisamente, de los de Bach, entre otras cosas.
Los corales de Bach se basaban generalmente en textos (y también en música) preexistentes; lo cual sucede en el caso de nuestro coral. Son obras cortas (de escasos compases incluyendo repeticiones) basados en textos de tipo religioso (pasajes bíblicos o poemas escritos a propósito). Bach compuso una gran cantidad (muchos perdidos), llegando hasta nosotros un manojo de menos de doscientos (cifra, de todas formas, nada despreciable) como consecuencia de las tensiones entre "casas editoriales" y los detentadores de los manuscritos, en cuenta su hijo Carlos Felipe Manuel. De los que llegaron a nuestros días, incluso hay algunos que se sabe tienen errores de transcripción, pero no nos es posible subsanarlos.
El estilo de interpretación y ejecución de los corales es sobrio, elegante y pausado; debiéndose mantener una especie de "oración" musicalizada, de conversación interior que debe evitar la estridencia y los efectos desproporcionados (crescendo exagerados, fortissimi, etc.) Se desarrolla en una serie de frases musicales (llamadas en este caso, "períodos") concatenadas por sendas pausas (calderones) y respiraciones corales, siguiendo arcos melódico-sonoros que respeten la sobriedad de la arquitectura musical y la intimidad del ejercicio espiritual que intenta la comunión con Dios.
La clave de la buena ejecución e interpretación de los corales radica, precisamente en el manejo de esos arcos melódicos y el uso adecuado y oportuno de los calderones y respiraciones corales. (De paso, una "respiración coral" es aquella que realiza el coro completo, con interrupción del sonido, y que por lo tanto implica silencio, muy breve, pero silencio al fin; y que no hay que confundir con "un silencio" como figura musical, así como "un silencio de corchea".)
Este manejo adecuado de los recursos musicales está presidido, justamente, por el espíritu o la atmósfera que debe inspirar al coral y que puede resultar diferente según el texto, aunque siempre se mantiene ese fundamento de intimidad espiritual.

"Nuestro" coral

El coral "Dejad que Dios os guíe siempre", cuya partitura debe haber Ud. ya bajado del sitio que se indicó, es el clasificado como "BWV 434" (BWV significa "Bach Werke Verzeichnis" o "Catálogo de las obras de Bach", en español) y lleva por título original "Wer nun den lieben Gott lässt walten" (Trad.: "Quien deja sólo al amado Dios reinar") y se basa en el texto y melodía, compuestos por Georg Neumark en 1674.
Bach lo utiliza en varias de sus obras (en cuenta, cantatas) y realiza dos corales (con el mismo nombre y melodía, pero diferente armonización). El nuestro se basa en la compuesta en 1724. (La otra cuenta con interesantes sucesiones de cromatismos, sobre todo en el bajo, que la hacen más difícil- pero no menos bella- para nuestros efectos didácticos.)
La traducción al español del texto de Neumark sería la siguiente:
"Quien deja sólo (exclusivamente) al amado Dios reinar y cifra su esperanza en Él en todo tiempo, se mantendrá a salvo milagrosamente de toda cruz (sufrimiento) y tristeza; quien en Él confía todo esto, no construye sobre la arena."(Trad. por quien escribe).
Como puede verse en la partitura, la letra en ella difiere de esta traducción, lo que es común cuando se intenta hacer coincidir los acentos lingüísticos con los musicales, las sílabas, etc. La letra que aparece en la partitura es de autor desconocido para mí, ya que tampoco se incluye en la edición. No obstante, esa letra no dista en demasía del original, por lo que vale la pena intentarlo en español. Como estamos comenzando con el "montaje" de nuestra primera obra, vale el hacerlo así para no complicar el asunto con la pronunciación alemana.

Concluyendo esta parte

Con estas generalidades, cumplimos con una de las situaciones que se han mencionado en entradas anteriores: Cultívese Ud. mismo/a. Conozca sobre el período histórico y sus circunstancias, de autores (en este caso, antecesores y contemporáneos de Bach, como Händel, Rameau, Buxtehude, etc.) Infórmese y fórmese sobre costumbres y datos culturales paralelos (arquitectura, pintura, literatura, etc.); en fin, hágase un paisaje lo suficientemente sólido del contexto, sus orígenes inmediatos y su influencia posterior, incluso hasta nuestros días. ¿Influyó acaso Bach en compositores como César Franck o incluso Arnold Schönberg, ambos insignes organistas? ¿Qué pensaba Mozart de Bach?
Aprenda y estudie sobre formas musicales (¿en qué se diferencia un coral de un motete?), estilos (gótico, renacentista, barroco-rococó, barroco tardío, etc.), reglas armónicas, principios contrapuntísticos, en fin, de todo lo que pueda referido a esa materia prima que tiene en sus manos, la música. Esto podrá marcar importantes diferencias en las presentaciones y conciertos que próximamente hará Ud. con su coro aficionado, que como podrá ver, trascenderá el mero hecho de ser un grupo de personas que les gusta cantar juntas.
Habiendo, pues, esbozado las generalidades de nuestro coral y primera obra a montar, en la próxima entrada comenzaremos su análisis y las pautas para su montaje.

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